MATA HARI, LA ESPIA H-21

Para su padre, Adam Zelle, un próspero comerciante sombrerero, "era una orquídea entre botones de oro". De niña perdió a Antje, su madre, de ascendencia javanesa y ella, Margaretha Geertruida Zelle, la mayor de cuatro hermanos, había nacido en agosto del año 1876 en Leeuwarden, una pequeña localidad con aroma de provincia al norte de los Países Bajos. A los seis entró al colegio más caro donde aquel primer día, el padre, al que le gustaba aparentar y ostentar, la envío en una "carreta dorada tirada por dos cabritas blancas". Más tarde una compañera suya diría: "Era diferente de las demás niñas porque en su naturaleza estaba el deseo de brillar".
"¡Qué suerte que los dos tengamos el mismo temperamento ardiente!"
Un día en un diario de la época apareció un pequeño aviso: "Oficial destinado en las Indias Orientales holandesas desearía encontrar señorita de buen carácter con fines matrimoniales. Interesadas adjuntar una carta con referencias". Margaretha, al leer el aviso, tomó un sobre para poner allí la carta de respuesta adjuntando, además, una fotografía suya. El caballero escocés al que le llegó el sobre se llamaba Rudolf MacLeod y era veinte años mayor. Corría el año de 1895. Cuatro meses después tanto ardor terminó en un embarazo inesperado y con una boda precipitada. Pronto el matrimonio partió a Java, por aquél entonces, la gran posesión colonial holandesa. Pero ocurrió una tragedia cuando Norman, su pequeño hijo, murió, según parece, a causa de un envenenamiento en venganza al trato que el padre había dado a un sirviente nativo. Rudolf se refugió en la bebida alejándose cada día más de la casa a la que retornaba tan solo para agredir a Margaretha. Tras la separación del marido, Margaretha, de veintisiete años, dedicaba su tiempo a conocer de aquel lugar de vegetación tropical "las danzas nativas y las técnicas amatorias", a la vez que intentaba obtener la custodia de Louise, su segunda hija, sin embargo, los tribunales holandeses se la denegaron porque: "La demandada aparece en cafés-concierto y en circos y allí ejecuta danzas Brahmanicas y lo hace completamente desnuda".
"Margaretha había heredado ciertos rasgos orientales de su madre y también su piel morena. Era atractiva y tenía un cuerpo esbelto".
Luego de perder la custodia de su hija, arruinada, viajó a París. "Envuelta en una niebla de seda, cigarrillos egipcios, humo del Oriente Express...", Margaretha, alta -medía más del metro setenta-, de oscuros cabellos largos y brillantes ojos negros, empezó a bailar bajo el nombre de Lady MacLeod. Más tarde, imaginativa como era, la bailarina exótica se hizo pasar por una supuesta princesa de Java: "Nací en un templo sagrado hindú. Mi madre, una gloriosa bayadera del templo de Kanda Swany, murió el día de mi nacimiento, y los sacerdotes del templo decidieron adoptarme. Me pusieron el nombre de Mata Hari, que significa 'ojo del amanecer'...". Eran tiempos de la Belle Époque, una época ideal para, con sus danzas plenas de sensualidad, dejarse fascinar por los aristócratas y así, de ese modo, después de conseguir la admiración, conseguiría el dinero. "Poco a poco esta mujer hizo de la mentira y de la fabulación su forma de vida". Una forma de vida para sobrevivir en un inicio y después para ¡vivir a lo grande! "Inclasificable bailarina hacía beber a sus amantes un brebaje amoroso compuesto por pimienta chava, raíces de ouchala...", decía un diario de la época, mientras que en otro, se podía leer: "Una larga plegaria danzante, la larga plegaria de amor al astro...".
"Amo a los militares. Los he amado siempre y prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico".
Mata Hari, que hizo célebre la danza de los siete velos, interpretándola con pasión y sensualidad, no se limitó a ser sólo bailarina. "Explotó su atractivo y su elegancia y no tardó en convertirse en una cortesana sagaz" que dejaba embelesados a todos los que peleaban por ocupar la primera fila en los salones del Olympia de París para traspasar luego las fronteras de Francia. "Su belleza era un mito en varias capitales europeas". Era vista como una "femme fatale". Pero todo cambió cuando, estando en Berlín, estalló la Primera Guerra Mundial. Ese año de 1914 Mata Hari tenía treinta y ocho años. Años en los que salió con oficiales de uno y otro bando porque, según decía: "¡Me encantan los uniformes, siempre me han vuelto loca!". En la capital alemana se reunió con el jefe del espionaje que, a cambio de una importante suma de dinero, le ofreció pasar información de los franceses. Agobiada por las deudas que la consumían, aceptó la oferta. Fue así como Mata Hari se convirtió en el agente H-21. Ya por ese entonces los servicios de inteligencia aliados empezaron a sospechar de sus movimientos y decidieron, pues, vigilarla de cerca de día y de noche. Dos años después, luego de haberse relacionado con decenas de poderosos hombres, de regreso en la Ville Lumière, Mata Hari, ya con cuarenta años, conoció en el Grand Hotel a un soldado ruso llamado Vadim Maslov de quien y aunque él era casi veinte años menor, se enamoró. La relación duró apenas unos meses. Aún estamos en 1916. Aquél año, al verse acorralada por Ledoux, del servicio de espionaje y contra espionaje francés, "se cree que Mata Hari le ofreció sus servicios como espía del ejército alemán y aceptó". Estando en Madrid, se hizo amante de von Kalle, comandante del ejército alemán a la vez que se hizo amiga y posible cómplice del llamado "hombre de las cien máscaras". Mientras tanto los franceses cada vez desconfiaban más de ella porque pensaban que "era una espía doble que jugaba a dos bandos". Poco tiempo después, Ledoux le tendió una trampa "para que volviera a Francia y demostrar que era espía". El agente H-21 debía retirar la suculenta suma de treinta mil francos del Banco Comptoir d' Escompte. Cuando Mata Hari ingresó al banco a cobrar el dinero "firmó su sentencia de muerte".
"¡Bah, estos franceses...! ¿De qué les servirá haberme matado? ¡Si cuando menos esto les hiciera ganar la guerra! ¡Ya verán...!"
Días después, los agentes irrumpieron en sus aposentos del Hotel Élysée Palace, en plena avenida de los Champs Élysées. Luego del juicio que fue "llevado en secreto y a puerta cerrada", Mata Hari fue acusada de ser una doble agente que trabajaba para Alemania y Francia al mismo tiempo, y de haber causado con ello "de forma indirecta la muerte de miles de soldados". "... No soy francesa. Tenía derecho a tener amigos en otros países, pero seguí siendo neutral", respondió cuando le preguntaron si tenía algo que objetar. Tras esperar un indulto que nunca llegó, Mata Hari, trajeada con un vestido negro, un sombrero de ala ancha y bien maquillada, fue fusilada en Vincennes, en las afueras de París, en octubre de 1917. Tenía cuarenta y ún años. Así termina la vida de esta mujer enigmática y apasionante que alguna vez dijo: "Los sueños son plata, pero mis memorias son oro...".

La leyenda de una bailarina exótica, cortesana y espía, llamada ...

Fuentes:
Mujeres que nacieron diferentes/Conozca el lado más humano de mujeres que dejaron huella por su gran personalidad e inconformismo, Ana Riera • Mata Hari, History • Youtube: Mata Hari • Mata Hari en El País

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